Todo comenzó con nuestro abuelo, Miguel Ceballos Ceballos, quien siempre demostró gran espíritu emprendedor y ganas de tener su propio negocio.
Tras un tiempo pensando cómo comenzar en el sector, fue en 1950, cuando su tío Ángel le prestó el dinero necesario para comprar sus primeros cochinos para sacrificio. Ese año, 1950, supone el punto de partida de la actividad en su propio matadero.
Este pequeño matadero estaba ubicado en Fuentes de León (Badajoz), de donde somos naturales y donde residimos, un pequeño pueblo al sur de Badajoz donde el motor de la economía es la ganadería, en especial, del cerdo ibérico.
Fue allí, donde nuestro abuelo consiguió afinar la receta y forma de trabajar para conseguir la calidad de nuestros jamones y embutidos. Realmente es esta la clave de nuestro producto, son ya más de 70 años que este “secreto” permanece en nuestra familia. Es probable que hoy en día las nuevas tecnologías inviten a reducir costes en mano de obra para automatizar los procesos pero nosotros lo tenemos claro: ¿por qué cambiar algo que funciona estupendamente?